El tigrillo es un revuelto cuyos ingredientes principales son el plátano verde, el huevo (frito y revuelto), la cebolla, y el queso, aunque puede llevar también chicharrón, bistec o seco de pollo. Tal es su fama y reconocimiento por todo el territorio ecuatoriano, que este plato fue declarado el 2 de abril de 2020 como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Además, como un dato interesante sobre este plato es que, al estar hecho a base de plátano verde, este se convierte en un plato de lujo para quien lo consume en su tierra de origen (al interior de la provincia de El Oro), pues esta provincia fue nombrada como la “Capital Bananera” del mundo por su importante actividad exportadora de banano, siendo la número uno de todo el país.
Aparentemente, el tigrillo es un plato que tiene encuentra sus raíces históricas en la ciudad de Zaruma, donde los antepasados zarumeños inventaron este revuelto con el fin de combatir el hambre, aprovechar los ingredientes que abundaban en la región y llenarse de energía para soportar las duras jornadas de trabajo. Al prepararlo, los zarumeños cocinaban el plátano verde sobre las brasas, dando así a este ingrediente un color más oscuro, una textura más quemada y tostada por causa del contacto directo con el fuego. Una vez asado el plátano, se lo aplastaba con una piedra, dejando expuesto el interior de color amarillo. Por lo tanto, obtenían al final una mezcla entre el amarillo y pedazos negros dando origen al nombre del plato haciendo alusión al majestuoso felino.
Este plato criollo es servido, por lo general, como desayuno o cena y se acostumbra acompañarlo con café zarumeño, un café caracterizado por su cuerpo y aroma frutal.