La bebida que posee sabores ácidos que desprende de la mezcla de sabores como capuñí y el durazno, principalmente, es la ideal para las ocasiones en las que se desea degustar de una rica y energizante bebida. Su antiguo nacimiento con tan semejante fruta exótica y poco conocida en parte de América, la hacen la joya de la carona desde los ritos ancestrales hasta en las fechas tradicionales de la modernidad.
El jucho suele servirse caliente, pero muchos lo prefieren frío. La bebida consiste en varias frutas, especias, hierbas aromáticas y cebada, aunque algunas personas sólo añaden harina de maíz para espesar la bebida. Por supuesto, el ingrediente principal es la cereza negra, junto con melocotones y membrillos, canela, clavo, pimienta de Jamaica y hierba luisa.
La cereza negra (Prunus salicifolia) crece desde México hasta Bolivia, pero es desconocida en el este de Sudamérica. Se cree que su origen es México o Guatemala, sin embargo, otros investigadores apuestan por un origen andino, específicamente ecuatorial, según estudios arqueológicos, lingüísticos y etnohistóricos.
Es posible que la domesticación haya dado lugar a dos frutos diferentes de la misma especie. El capulí pudo haber llegado al Ecuador en el período preincaico a través del comercio existente con Mesoamérica.