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Los guisos forman una parte importante de la gastronomía de Sudamérica y países del Caribe, y cada uno tiene su toque local, mezclando condimentos que los hacen únicos.
En Ecuador, destaca la Fanesca, plato casi «divino», ―guiño, guiño―.
El plato pensado para la reconversión de fe: Fanesca
El plato pensado para la reconversión de fe: Fanesca

Una historia muy curiosa

Al tener un gran número de ingredientes es normal que se considere a la fanesca como un plato no tan ancestral como otros típicos ecuatorianos; sin embargo, según registros históricos esto es errado, ya que ¡sorpresa! La fanesca es otro plato sacado de los tiempos de la colonia.

Y es que fue en la época colonial ―momento en el cual era frecuente comer pescado y granos cultivados en tierras nativas―, cuando los españoles tuvieron la idea de convencer a los nativos de unirse a la religión católica, a través de la comida.

Un plan un tanto... Peculiar ¿Verdad? El punto es que la primera fase de su plan fue formar un plato con elementos que se consideraban una insignia nativa: Los granos. Empleando doce tipos de ellos para hacer alusión a los doce apóstoles, y lo mezclaron con pescados, como el bacalao para interpretar a Jesucristo ―al menos no se puede negar que eran creativos―.

La cuestión fue que no les salió como querían, pero si lograron crear un plato totalmente revolucionario al que con el pasar de los años, se le fue anexando ingredientes y sería bautizado con el nombre con el que lo conocemos hoy.

Y el guiso que fue pasando de generación en generación, llegando a afianzarse en la cocina ecuatoriana, pudo consolidarse como un plato típico e histórico para el país.

Un último dato

Este plato suele consumirse en mayor cantidad en épocas de semana santa, ya que es considerado un alimento cuaresmal, y dependiendo de la zona en donde se prepare, a la fanesca también se le suele agregar queso, lechuga, perejil, puré de papa e incluso rodajas de aguacate como acompañante al servir.