Elogiado constantemente en todo el mundo por altísima calidad, el cacao ecuatoriano es la materia prima con la que se fabrican muchos de los mejores chocolates del mundo. Una antigua historia que se mantiene vigente.
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El cacao ecuatoriano, una historia de aromas y sabor.

Para conocer los inicios del cacao en Ecuador debemos remontarnos hasta el año 1780. Por aquellos años comenzaba el furor por el nuevo “oro negro” y en el país se originaban las primeras producciones. Pero desde allí hubo que transitar unos 100 años aproximadamente hasta establecerse como uno de los países que más exportaba al resto del mundo.

Las primeras plantaciones de cacao se introdujeron alrededor del siglo XV cuando algunos ambiciosos empresarios de ese entonces vieron en esa actividad una gran apuesta al futuro. Y no fallaron, ya que si bien pasaron muchos años desde aquellas primeras semillas que se plantaron en la zona de Guayaquil, la demanda de cacao fue creciendo con el correr de los siglos hasta llegar a representar una parte muy importante para la economía del país.

A pesar de las distintas plagas, guerras y crisis que azotaron a las tierras ecuatorianas, el cacao fue siempre un aliado del trabajo y del progreso tanto económico como social para el país. Su producción y exportación significó un ingreso de divisas que generó buena parte de los recursos, riquezas y desarrollo que Ecuador obtuvo durante su historia.

Actualmente en Ecuador se cosechan dos variedades muy importantes de cacao: el CCN-51 y otro llamado Arriba -Cacao Fino de Aroma o Cacao Nacional-. Este último es muy prestigioso, ya que es muy codiciado por alta calidad y ha obtenido una numerosa cantidad de premios. Las provincias donde hoy en día se genera la mayor producción de cacao son Los Ríos, Guayas, Manabí y Sucumbíos.